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El b-portfolio educativo, entre la facilidad y la utilidad

Cuando hablamos de portfolios, o más bien e-portfolios (en la época actual, es bastante frecuente usar esa segunda vocal para referirnos a algo que tenga que ver con el uso de las nuevas tecnologías -siempre con el permiso de la maravillosa “i” de Apple-) nos estamos refiriendo a “una selección deliberada de trabajos o proyectos de alumnos y/o docentes que nos explican la historia de sus esfuerzos, su progreso o sus éxitos. Ha de incorporar la participación del alumno o de compañeros en la selección de su contenido, los criterios de selección y las pautas para juzgar sus méritos, así como las evidencias de su proceso de reflexión” (fuente). Otra de las definiciones, a mi entender no tan exacta ni exclusiva del mundo educativo como la anterior, sería la de la propia Wikipedia, donde nos da a entender que un e-portfolio es “una colección de evidencias electrónicas seleccionadas, clasificadas y almacenadas por un usuario usando medios electrónicos“.

Pues bien, hoy en día se está acuñando un nuevo término, muy relacionado con el anterior, que hace referencia al concepto de b-portfolio, un e-portfolio basado exclusivamente en plataformas de blogging y redes sociales. Ello permitiría una mejora y ampliación del conocimiento basado en los siguientes puntos que nos permiten los blogs (Wicks et al, 2011):

  • Interacción social, ya que los alumnos y docentes tendrían sus reflexiones personales en formatos abiertos
  • Desarrollo de la evolución del aprendizaje y acumulación/asimilación de conocimientos al tener los blogs formato de cronología inversa (la publicación más nueva queda arriba y las antiguas van desplazándose)
  • Organización mediante categorías y etiquetas para clasificar las reflexiones y aprendizajes
  • Autonomía, ya que permite un uso personal y autónomo de su gestor de contenidos (el blog)
  • Reflexión, ya que los estudiantes se familiarizan con los estándares y de las palabras clave para describir cada uno de sus artículos
  • Ciudadanía digital, ya que los medios sociales que pueden enlazarse en los blogs (o siendo los blogs parte de los mismos) ayudan a mejorar su reputación digital

Para diseñar ese b-portfolio, es necesario seguir los siguientes pasos (aplicables y generalizables a cualquier tipo de portfolio realizado usando las “nuevas” tecnologías) adaptados de Helen Barrett:

  1. Propósito. Establecer un propósito de partida para nuestro portfolio mediante la respuesta a preguntas simples como, ¿qué intentamos mostrar? ¿qué sentido tiene para nosotros su realización?, etc. La identificación previa de dicho propósito nos evitará, en muchos casos, establecer nuestras expectativas y necesidades a satisfacer
  2. Colección/selección de recursos y configuración del blog. En definitiva, ¿qué incorporar a nuestro blog? ¿Qué características a nivel gráfico nos gustaría que poseyera? ¿Qué sistema de comunicación y feedback queremos recibir? ¿Habilitamos comentarios? ¿Moderamos los mismos? ¿Establecemos una visualización abierta? ¿Planteamos algunas posibilidades de que nuestro blog se complemente con las redes sociales mediante botones de publicación en las mismas?, etc.
  3. Reflexión. Hacer una redacción amable de contenidos, reflexionando sobre todas las etapas del aprendizaje. Los contenidos se pueden ir remezclando y, conforme se realiza la evolución como blogger y como autores de nuestro portfolio ir añadiendo cada vez diferentes tintes de temáticas que compartan cosas con nuestro propósito inicial. Los comentarios aportarán gran cantidad de feedback para establecer dicha reflexión
  4. Presentación/Publicación. Decisión de qué y en qué momento hacerlo público, y bajo qué condiciones

Por tanto, y siguiendo el diseño establecido anteriormente, ya que la mayoría de plataformas de blogging usadas (WordPress y Blogger) permiten la publicación gratuita de contenidos e, incluso la posibilidad de obtener por un precio reducido un hosting para alojarlos nos encontramos con que se trata de un sistema sostenible, barato y educativo para llevar a cabo nuestro portfolio digital. Además, incluye la posibilidad de expandir las capacidades de los alumnos más allá de las paredes de los centros educativos mediante una difusión global que permite la web 2.0. Unas herramientas fantásticas para generar nuestro portfolio, dotarlo de visibilidad y, establecer posibilidades de feedback y mejoras continuas en nuestro propio aprendizaje y el de nuestros alumnos.

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Un comentario

  1. Es muy interesante conocer todos estos recursos digitales y poder emplearlos con fines didácticos, .sobre todo para la educación inclusiva.

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