Jornada continua o partida: así no

En muchas Comunidades, hace tiempo que se está trasladando a la sociedad un debate acerca de la conveniencia o no de establecer jornada continua en los centros educativos. Incluso en Navarra, la propia administración educativa, ha resuelto que, los centros públicos de Infantil y Primaria que tenían jornada continua, vuelvan el curso que viene a la jornada partida (enlace). Eso sí, como la gente solo se lee el titular, no se ha enterado que esa vuelta puede ser revertida por una votación que articulará este curso la administración para poder seguir u optar por jornada continua. Así que, lo único que varía realmente es que se deberá volver a votar.

Pero no quería centrarme en esta última decisión (que no cambia nada). Ni en la consideración, para la administración educativa de Navarra, de que la opinión de los docentes debe escucharse pero no va a influir en la toma de decisiones educativas. Eso es algo a lo que los docentes, sufridores de tropocientas leyes educativas y currículos, estamos acostumbrados. Querría centrarme en los argumentos que se usan habitualmente para defender, o bien la jornada continua o la partida.

Resulta interesante ver los argumentos de sus defensores y detractores. Argumentos que se repiten por parte de los que toman ambas posturas. Argumentos más falsos que un euro de chocolate de esos que se regalan de vez en cuando a los chavales. Porque, seamos sinceros, a día de hoy NO hay ninguna investigación que hable seriamente sobre los beneficios o perjuicios que supone un tipo de jornada u otro. Porque, atendiendo a las necesidades de los alumnos, aún no hay nadie que se plantee realizar un estudio basado en los beneficios que les puede aportar y no en los beneficios que aporta a las familias o a los docentes. Porque, seamos sinceros, lo del tipo de jornada tiene más de político que de mejora educativa.

Hace un tiempo llegó a mis manos un maravilloso pantallazo de un PowerPoint que se utiliza para defender la jornada continua. Por su surrealismo me apetece colgároslo y hablar un poco a fondo del mismo.

Fuente: Twitter (ahora X)

En primer lugar se ofrece la guardería hasta las 17 horas, comedor garantizado, talleres gratuitos, coincidencia con el horario del instituto (supongo que para que se acostumbren a seguir estabulados), comidas cada 3 horas (sí, si se la pueden permitir de casa porque no olvidemos que cada vez son más los alumnos que no almuerzan por motivos económicos), decisión de cuándo recoger a los chiquillos (self service), clases de repaso gratis, menos patio del comedor (¿alguien me puede explicar lo positivo de lo anterior para los alumnos?) y, cómo no, para disimular… más rendimiento y atención por las mañanas.

Lamentablemente solo hay un punto en el que se hable del alumnado (como suele suceder cuando se habla de estas cosas). Un punto que habla del mayor rendimiento por las mañanas del mismo pero que no tiene en cuenta que después de seis horas no hay ser humano capaz de atender. Bueno, siendo sincero, más de cinco horas lectivas diarias son imposibles de asumir por nadie. Especialmente por los más pequeños. Eso sin entrar a la necesidad de replantearnos que empezar a las ocho de la mañana (para lo que sí que hay investigaciones) no es conveniente para el aprendizaje. Pero bueno, ¿a quién le interesa el alumnado?

También resulta igualmente divertido aquellos que defienden la jornada partida con los mismos argumentos que los que defienden la jornada continua (y sin aportar ningún tipo de estudio serio).

Fuente: FAPA Enric Valor

Que sí, que hay una jornada escolar maravillosa. Que sí, que todas las posturas piensan en las familias y en los docentes pero, quizás (y solo digo quizás), ¿no sería bueno tener en cuenta al alumnado y sus necesidades? Porque las necesidades del alumnado no es decidir un tipo de jornada u otro. Las necesidades del alumnado pasan por una racionalización de sus horarios académicos y, como no, por una reducción de materias. Que ya está bien de intentar mantener el chiringuito de unos o satisfacer lo que quieran los padres. Que si uno ha tenido un hijo es porque quiere y tiene que asumir lo que ello conlleva (a todos los niveles). Y si uno es docente debería mirar primero por el beneficio de sus alumnos antes que por el propio porque, si no es así, decidir el tipo de jornada escolar se convierte en una perversión educativa de considerables proporciones. No, con ello no estoy diciendo que los docentes no debamos luchar por nuestros derechos laborales. Estoy diciendo otra cosa.

Por cierto, considerar que un motivo, para optar por la jornada partida, sea que “permite mayor incorporación laboral de la mujer” o “más horas de trabajo diario de cualquier trabajador” es hacer un flaco favor al objetivo de los centros educativos. Un objetivo que pasa por buscar lo mejor para el alumnado a nivel de aprendizaje.

Finalmente me gustaría comentaros una cosa. A mí, como docente, no me afecta laboralmente tener jornada continua o partida. Daría las mismas horas lectivas y tendría las mismas horas de permanencia en el centro. Además, la normativa hace que solo pueda tener un bloque compacto de horario laboral fijo de permanencia de 25 horas (a las que se añaden reuniones y demás, que ya se hacen cuando acaba la jornada laboral del alumnado). Más bien al contrario, tener más margen de distribución de horas permitiría que hubiera docentes, especialmente los que tienen hijos o, simplemente, no quieren madrugar, que puedan empezar tarde más días.

Si os apetece leer otro de los artículos que escribí en el blog acerca de la jornada escolar, lo podéis leer aquí. Y en ese sí que tenéis bibliografía sobre el tema.

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2 comentarios

    1. Hola Javier, en un artículo que enlazo en este post y que escribí hace un tiempo (https://xarxatic.com/jornada-escolar-intereses-intuiciones-y-panfletos/), hay bastante investigación de calidad sobre el tema. Y no, salvo el concepto de ritmos circadianos (que nada tiene que ver con hacer jornada continua o partida, simplemente con una estructura de sueño adecuada), nada afirma que un tipo de jornada u otra sea mejor. Eso sí, podemos hacer intuiciones, basarnos en creencias o intentar, como ha hecho Enguita, afirmar A cuando B no lo está diciendo. Faltan investigaciones serias sobre cómo influye el tipo de jornada en el aprendizaje. Un saludo.

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