La Escuela de los Reyes Godos y las metodologías pasivas

La verdad es que oyendo hablar a algunos uno se piensa que en nuestras aulas se sigue estudiando la lista de los Reyes Godos e, incluso, usando la vara de avellano para corregir conductas de los alumnos. En algunos casos tengo muy claro que es por desconocimiento de lo que sucede de puertas para adentro de nuestros centros educativos y, en otros, por simple cuestión de maldad y necesidad de manipulación mediática del asunto. No olvidemos que poner en un bloque “escuela tradicional” y en otro “escuela innovadora” ya es un simple argumento que usan algunos para defender sus tesis educativas. Tesis que, por desgracia, más allá de esa falsa contraposición, se desmontan al primer análisis un poco serio. Pero vende y, más de los que debieran, lo compran.

Debo reconocer que, ni tan sólo en mi época, se estudiaba ninguna lista de forma memorística. Esa retahíla de datos que obligaban a recitar en algunas escuelas (no todas porque, curiosamente, también hemos manipulado el asunto para creer que las tradiciones son un fiel reflejo de lo que sucedía) hace décadas que no existe. Quizás, seamos realistas, la memorización per se nunca ha sido el objetivo de la mayoría de aulas aunque, seamos claros, decir lo anterior no vende. No vende afirmar que en los centros educativos se innova desde hace cientos de años. Seamos sinceros, desde el propio origen del concepto de Escuela se está haciendo cosas diferentes y muy poco homogéneas en las aulas. Algunas con mejor y otras con peor éxito.

Lo tradicional resulta que se ha convertido en una lacra para demasiados. El problema es que no existe la tradición educativa, existen prácticas que adaptan los docentes para satisfacer las necesidades de sus alumnos. Las clases silenciosas y el discurso desde la tarima no lo viví yo cuando era estudiante más allá de casos excepcionales. Y lo del galletón a los morros de quien osaba cuestionar ciertas cosas o no hacía los deberes, tampoco lo he vivido. ¿Hasta cuándo me he de remontar para encontrar esa Escuela de la que hablan los que contraponen tradición a innovación? ¿Existe realmente una Escuela tradicional y una Escuela innovadora? ¿No estaremos abusando de ambos conceptos para vender uno u otro tipo de discurso?

Sinceramente me preocupa que haya personajes que vivan de contar falsos tópicos acerca de lo que sucede en nuestros centros educativos. Unos centros educativos que poco tienen que ver con la imagen en blanco y negro del profesor con la fusta que tanto se comparte en Facebook y se usa en muchos artículos. Algunos hemos caído, en un determinado período en lo anterior pero, sinceramente, una vez llegada la necesidad de replantearse muchas cosas, vemos que todo es más falso que el decorado de Juego de Tronos. Sí, es falso que exista una Escuela de los Reyes Godos por mucho que algunos la sigan usando como contraposición a sus discursos de medio pelo.

Y los chavales… sí, los chavales de ahora son iguales que los de antes. Con pocas ganas de aprender y con la mente puesta en otras cosas. Algo que no es culpa del móvil ni de Youtube. Algo que es, simplemente, el cambio de hábitos de consumo de determinados medios de entretenimiento. Por cierto, mi época fue la de la televisión y del Spectrum. Una época de la que, por cierto, no creo que hayamos salido tan mal. Como ahora… que tampoco creo que todos salgan tan mal.

Por cierto, ya que lo he puesto en el título… las metodologías activas no existen porque no existen las metodologías pasivas. Lo de entes pasivos y seres de luz/sombras solo existe en la mente calenturienta de alguno. Más que nada porque, al final, el proceso de aprendizaje es un proceso activo. Incluso tocarse las partes en el sofá requiere de actividad. Por cierto, las series de docentes más o menos molones en la televisión, son ficción educativa. Lo digo por si acaso a alguien se le escapa. 😉

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4 comentarios

  1. Como maestro/docente/profesor de Historia, subscribo el contenido del artículo; de éste y de la mayoría de los publicados. Todos conocemos a expertos pedagogos que sufren verdadero terror escénico si tienen que pisar un aula, aunque no sea complicada, pero esto no los desautoriza para explicarnos cómo son las cosas y para proporcionarnos recetarios varios sobre cualquier asunto. En cuanto a la enseñanza de la Historia, los profes/docentes/maestros/as de Historia, estamos muy hasta el gorro del cuento de los reyes godos. Nos parodia-ridiculiza gente que no sabe nada de nada y menos de Historia. En Historia se estudia lo que cambia y lo que permanece en el tiempo; ese es el asunto de la Historia. La mejor manera de comprender la sociedad de clases actual es contrastarla y compararla con una sociedad estamental. Los acontecimientos, fechas, personajes históricos, deben ilustrar y testimoniar o protagonizar el relato/proceso, pero no son el objeto de aprendizaje. En Historia leemos, comentamos, escribimos, analizamos y relacionamos hechos, acontecimientos y procesos… La Historia no suele disgustar mucho a los alumnos/as porque, entre otras cosas, nos permite entender mejor el mundo en el que vivimos. El poblema es que el “club del mantra” de innovaciones pedagógicas varias pesa cada vez más y se va imponiendo a la realidad. Que una superestructura se quiera imponer a la realidad no es una novedad. Ya pasó. El resultado fue nefasto. Pero eso ya es otra historia.
    Xoán Santaló Rios
    Mestre/docente/profe de Historia de IES Camilo José Cela de Padrón. Galiza

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