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Un docente sin blog es un huérfano digital

Lo tengo claro. Tener un mecanismo de comunicación, accesible desde cualquier ubicación donde, uno exponga sus ideas acerca de su trabajo, es imprescindible. Hoy en día, desde el momento en que lo digital ha llegado para quedarse, es un poco ilógico que, aún siga habiendo docentes que se queden sólo con su propia experiencia de aula sin compartir, con quienes no están ahí, sus aciertos, errores y, como no, satisfacciones e insatisfacciones de su profesión. No es terapia, es necesidad. No es aparentar, es aprender mientras uno vierte esas líneas en su propio espacio.

Reconozco que tener -y mantener- un blog se hace complicado. Más aún cuando uno decide reconvertir su rol de docente en aprendiz perpetuo. Es difícil cambiar el rol. Más difícil aún el dotar de transparencia a muchas cuestiones que, por miedo, timidez u otro tipo de motivos, no apetece difundir. El problema fundamental de lo anterior es que, si uno no expande conocimiento, es muy difícil justificar que otros lo hagan. No es lógico el no vacunarse porque los otros ya se hayan vacunado y, supuestamente, con la vacunación del resto ya se suponga que no nos va a pasar nada. Lo mismo con los blogs. No es sólo adquirir conocimiento, es devolver, dentro de nuestras posibilidades, la gran cantidad de inputs que recibimos porque, lo de docentes que escriban blogs no está quizás muy extendido pero, la cantidad de docentes que leen los blogs de sus compañeros sí que es algo que se da habitualmente.

No todo el mundo debe crear material para difundirlo en la red. Ni tan sólo debe ser capaz uno de articular discursos o pensamientos coherentes. Lo importante es, más allá de cuestiones conceptuales, lingüísticas o formales, exponer ideas y reflexiones. La docencia da para mucho y, sinceramente, no creo que deba quedarse entre las cuatro paredes de un aula.

Escribir un libro o dar disertaciones en púlpitos quizás sea lo que pueda venderse mejor pero, al final, lo que influye en la creación de un procomún educativo son aquellos docentes que, dentro de sus posibilidades, abandonan la seguridad de sus cuatro paredes para lanzarse a argumentar u opinar sobre temas educativos porque, sabéis qué, el docente es una de las personas más preparadas para tener una opinión cualificada. Una opinión que vale infinitamente más que el artículo mediatizado, la entrevista al que sólo se dedica a conceder entrevistas y, como no, a cualquiera que, por desgracia, no tenga la suerte de trabajar en una profesión tan bonita como la que tiene el docente.

Porque, como dijo alguien una vez, un docente sin blog es un huérfano digital. Y en el año 2015 ser huérfano digital ya no tiene excusa.

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