Una de aclaraciones acerca de este blog

En los últimos tiempos sois muchas las personas que os habéis acercado a leer algo de lo que publico por aquí. Es lógico que haya muchos que os hayáis quedado solo con un determinado artículo o, simplemente, penséis que lo que escribo (no) encaja con vuestros planteamientos u opiniones. Es por ello que me apetece deciros, de nuevo, que es esto y aclarar algunas cuestiones que, por desgracia, parece que no queden suficientemente claras.

Este blog está escrito por un docente. No por un abogado. No por un psicólogo. No por un experto en fisión nuclear ni por un adepto a las cabañuelas. Además tengo una determinada perspectiva acerca de cómo debería ser la educación y, por ello, hay muchos artículos en los que opino, en función de la misma.

Podéis encontrar varios tipos de artículos aquí. Desde aquellos de opinión hasta aquellos en los que pregunto, en voz alta, ciertas cosas para que pueda/podamos aprender del intercambio de ideas o posicionamientos. No es malo posicionarse de forma diferente. Lo malo es usar ese posicionamiento para el ataque personal. Y eso es algo que, con los casi quince años que llevo escribiendo aquí, he sufrido de diferentes formas. Especialmente en Twitter (ahora X) cuando algunos, sin tener nada que aportar, se dedican a sacar toda su bilis porque les tocas sus ideas fijas.

Pero, aparte de esos artículos de opinión, intento aportaros determinadas herramientas que os pueden ser de utilidad en vuestra aula, analizo cuestiones legales y normativa que os afecta, como docentes, familias o alumnado. Y ello sin olvidar la aportación de numerosas investigaciones e informes, procedentes de determinadas administraciones educativas (no solo de aquí), que hablan, por ejemplo, de determinadas cosas que se abandonan o se llevan a cabo en determinados países. Me encanta leer cosas y me encanta compartirlas por aquí. Lo sé. A veces hay cosas que no os gustan, pero ni yo soy el que redacta las investigaciones, ni soy yo el que firmo la normativa ni, como he dicho en más de una ocasión, soy el responsable que una determinada metodología o manera de ver la educación se revierta en determinados países.

Permitidme un inciso. Aquí también escribo artículos en tono de humor o llenos de sarcasmo. Lo hago aquí y lo he hecho en mis libros. Además creo que no debiera explicar, si alguien está acostumbrado a leerme, qué es lo que escribo en serio y qué es lo que escribo, de forma sarcástica, para cuestionar ciertas cosas que parece que esté defendiendo. Además, en la mayoría de ocasiones, le pongo la etiqueta de humor. Por eso me sigue sorprendiendo que haya personas que se lo tomen en serio. No son pocas. Y algunas son docentes, a las que se les supone un cierto pensamiento crítico al leer ciertas cosas. Especialmente si les chirrían mucho.

Lo sé. Es complicado ponerse a leer todo lo que publico. Intento escribir, como mínimo, un artículo al día. Hay cosas mucho más importantes que leerme. Eso sí, por favor os lo pido… no descontextualicéis lo que estáis leyendo. Es muy complicado tener que lidiar con comentarios del tipo “es que nunca aportas nada”, “es que eres un (…)” o, simplemente, “no vale la pena leerte”. Eso sí, a mí lo que me sorprende es que aquellos que se sienten mal leyéndome son los que, habitualmente, siempre acaban criticando todo lo que escribo o hago. Tendré que hacerme una sesión de fotos en bañador, dejar la descarga libre y poder que esos se la pongan al lado de su ordenador o en el lugar desde el que, siempre criticando, se dediquen a enfadarse con lo que escribo. Lo sé. Se enfadan porque lo escribo yo porque, en ocasiones, he visto como aplaudían lo mismo de sus “amiguetes virtuales” lo que, hacía unos días, habían criticado de este blog. Nada, cosas que pasan y chiquillos que no evolucionan.

Este blog es mi casa. Esta casa os la abro a todos. Pero es lo que es y, aunque algunos penséis que sé mucho, u otros penséis que no sé nada, la cosa es mucho más gris. Lo que sí que hago es leer e informarme más allá de los que digan lo que quiero oír. Algo que deberíamos hacer todos porque, al final, es lo único que hace que podamos avanzar. Siempre, claro está, que queramos hacerlo.

Muchas gracias a todos los que os pasáis por aquí. Muchas gracias a todos los que debatís acerca de lo que escribo. Muchas gracias a todos los que me enviáis mensajes por redes sociales, comentáis en las mismas, comentáis en este blog o, simplemente, cuestionáis, en positivo o en negativo, lo que estoy escribiendo, yendo a lo que he escrito y no a lo personal. Se agradece. Y, como digo siempre, sois mayoría. El problema es que esa minoría de trols hace muchísimo más ruido. Es su único salida ante la falta de argumentos: el ruido.

Si queréis algo ya sabéis donde estoy. Si queréis cuestionar lo que digo, estoy abierto a que lo hagáis. Si queréis debatir, por mí ningún problema. Más bien al contrario porque, gracias a ello, aprendo mucho. Gracias de nuevo a la mayoría de los que os pasáis por aquí.

Os recuerdo que tenéis un canal de WhatsApp (aquí), en el cual no compartís ningún dato personal (no, no se comparte vuestro número teléfono, ni tampoco vais a ver el mío), en el que podéis recibir todos los artículos que estoy publicando y que, además, tenéis la posibilidad descargaros mis libros en formato digital, a partir de cero euros, desde aquí.

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